El último Harry Potter empezó a dar vueltas por la Web.
Es difícil de entender que un libro que fue desechado inicialmente por tantas editoriales haya llegado a cambiar los hábitos de lectura de generaciones enteras en todo el mundo.
Duncan J. Watts sostiene que son las personas comunes y corrientes y no los líderes de opinión los que desencadenan y mantienen epidemias sociales, pero bueno, no es esta la noción que quiero comentar en este posteo.
En realidad no he leído ninguno de los libros de la serie, pero si me ha gustado leer por ahí que se había convertido en una literatura ubicua, es decir que estaba presente en todos lados al mismo tiempo, casi omnipresente en todos los estantes.
Justo cuando me daba vueltas en la cabeza la pregunta por la ubicuidad de lo digital.
Cuando lo pide
Había pasado miles de veces por esa esquina. Una y otra vez me preguntaba donde cornos era, donde estaba, pero hoy paré el auto y me fui a preguntar donde quedaba el café La Humedad, el café que nombran en la letra del tango de Cacho Castaña. Justo en el cruce de las calles Gaona y Boyacá.
Algunas de mis lecturas de adolescente de "
Finalmente vino
Le pregunté al cantinero del club que había pasado con el tango, porque había desaparecido.
En dos días me leí "Redes, burbujas y promesas. Algunas reflexiones críticas acerca del proyecto Sociedad de la Información y la nueva economía" del colega Diego de Charras, una interesante visión que fue premiada como una de las mejores tesinas de la Carrera de Ciencias de la Comunicación.
Como no podía ser de otro modo vengo a descubrir que nadie se baña dos veces en el mismo río, ni lee dos veces el mismo libro. 
En un país como Argentina las cosas importantes se hacen con los pies: jugar futbol, correr la liebre y bailar tango. Y bien sabían los monjes del medioevo que los pies están justo del otro lado que la cabeza; así que irse al teatro a disfrutar de una obra tan hablada como
"Cielito, cielo de plata

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