Infancia e historia

Infancia e historia (publicado por primera vez en italiano en 1979 y traducido en esta tercera edición por Adriana Hidalgo en 2004) conecta a dos de los preferidos que me quedan de mi época de estudiante universitario en ciencias sociales: Walter Benjamin y Emile Benveniste.

Dice Agamben que la experiencia, al igual que la historia, nacen en la infancia, pero en la actualidad, "así como fue privado de su biografía, al hombre moderno se le ha expropiado su experiencia: más bien la incapacidad de tener y transmitir experiencias quizás sea uno de los pocos datos ciertos de que dispone sobre sí mismo".

En clave benjaminiana, la vida cotidiana en las grandes ciudades se ha vuelto una sucesión de hechos y acciones, repetitivos, técnicos, que van atrofiando la capacidad de tener o transmitir experiencias.

Una de las preguntas de los ensayos de Agamben es si aun se pueden tener experiencias o debemos considerar la destrucción final de las experiencias como un hecho consumado.

O ¿Acaso debemos recuperar al juego como paradigma de vida?

¿Hablamos o la falta de lenguaje es lo que nos empuja a buscarlo?

Agamben decía: basta perfectamente con la pacífica existencia cotidiana en una gran ciudad para acabar con la experiencia.

¿Basta con acostumbrarse a postear con el fin del blogeo?

¿Vivimos en un devenir hacia la muerte (de bloggear o de lo que sea) o hacia una infancia que nos encauza hacia la propia historia?

Hasta acá postear en este blog ha sido algo lúdico, pero para seguir tengo que cambiar de aires, de dirección, de modo y de intensidades.

Veremos como se desenrolla la historia, por lo pronto Viviana Dehaes y Julian Paredes ya me están dando una mano para moverme a nuevos islotes de la blogesfera y la netesfera.

Gracias y hasta pronto!