Recién he llegado I

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distancia.jpgAlgunas de mis lecturas de adolescente de "proceso militar", además de toda clase de tonterías que me llegaban luego de la censura oficial y familiar, eran algunos artículos que guardaba como un tesoro personal.

Entre ellos estaban las revistas Mutantia publicadas desde 1980 y un artículo de Stephen Jay Gould que releía cada tanto, entre otras cosas porque me confirmaba en mi defensa de la evolución; cosa que había hecho dentro de una clase de teología y que me había valido una amonestación escrita del profesor Fontes del Instituto San Román.

En realidad yo sabía que Gould había partido definitivamente en el 2002, pero acepté la ficha cuando estos días empecé a devorarme su "Recién he llegado". Se trata de un libro despedida, pero que me tranquiliza al dejarme pensar que "ha llegado"; un libro donde la editorial se ha tomado la tarea de agrupar una serie de artículos como aquellos que yo atesoraba, ahora sin censuras a la vista (salvo la que yo me auto impongo inconscientemente).

Una de las primeras sensaciones ha sido la de ponerme a escribir con urgencia esto que expongo abajo y me ha dado impulso para terminar de una buena vez el articulo que Nacho me reclama para el libro sobre Complejidad que esperamos publicar en La Crujía.

Plantea Stephen Jay Gould que el cerebro de los vertebrados parece funcionar como un dispositivo de reconocimiento de patrones. Sobre esa matriz la evolución injertó la conciencia, entendida como organización patrones en metaformas de "relatos", a partir de los cuales se construyen narraciones.

Mas fácil:

realidad > sensaciones > patrón > relato > narración > realidad >

Entonces, los seres humanos tendemos a construir narraciones alrededor de un número limitado (limitadísimo) de temas básicos o rutas de sentido que nos garantizan, por un lado, la posibilidad de conexiones con los semejantes y por otro convertir el complicado entorno que nos rodea en una compleja trama de novelas emocionantes.

Estas rutas están hechas de "dirección" y "motivo" pero lo interesante es que sesgan nuestra visión del mundo, habilitando unas pocas formas de entender y deshabilitando muchas otras. Es decir, estamos conectados y somos simples, pero al costo de ser muy primitivos, de cerrar muy rápido la discusión dentro de nuestra cabeza.

Rorschach se había encontrado con el mismo problema y en realidad él lo resolvió de un modo mucho mas elegante, ideando un sistema de psicodiagnóstico muy refinado y aun vigente, según el cual al conocer los patrones de un sujeto éste se nos vuelve predecible.

Es que el "aparato" psíquico huye de lo complicado como los objetos de Aristóteles huyen del vacío y antes de que cante el gallo ya le ha dado alguna complejidad, es decir ha hecho emerger alguna forma de nuevo ordenamiento que clausura la ansiedad, que ordena la percepción, que hace, en definitiva, mas tragable la vida.

Como funciona esto en términos de la llamada "creación colectiva", como dice Casacuberta?

En eso esto estoy pensando, mientras termino el libro.

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