Como no podía ser de otro modo vengo a descubrir que nadie se baña dos veces en el mismo río, ni lee dos veces el mismo libro.
Es que el “El sinsentido del sentido o el sentido del sinsentido”de Paul Watzlawick lo habia leído en uno de los cursos que tomé con Regina Szprachman de Hubscher y ahora la vuelta de la rueda me lleva a volver a trabajarlo pero esta vez en el rol de docente.
El libro, ahora revisado por un docente de 42 años en vez de un estudiante veinteanero, sigue poniendo el dedo índice en lo que estamos de des/acuerdo respecto al término realidad: pero ya no se encuentra con una mente/lector dividida en subjetivo/objetivo, sino con una concepción mucho mas reticular, frágil y estallada del mundo.
En estas dos conferencias, el recientemente desaparecido Paul Watzlawick demuestra, antes de la mismísima Internet comercial y de los SMSs, que la comunicación se alimenta del sinsentido y que gracias a eso, o mejor dicho por culpa de eso, la auténtica economía es comunicacional.
La rferencia a paradojas y contradicciones de la vida cotidiana lo van ayudando a uno, siguiendo la lectura, a ver como salir del matamoscas de Ludwig Wittgenstein, de esta sociedad red que vemos ahora, donde los flujos de intangibles e invisibles señalan nuevos territorios: no lugares, marcas, plataformas, telepuertos y sistemas cibernéticos transversales.
Adelantándose a su propia época vió en la comunicación y no en los nodos, la unidad de análisis.
Para nosotros, los redólogos digitales, una comunicación que ya no es más información que se mueve o que estructura, una comunicación es una reflexividad en los otros que se caracteriza por si Intensidad, brevedad y ausencia de narrativas. Se notará que estamos leyendo otra vez a Scott Lash...
Veremos que se puede ir pensando alrededor de estas ideas para el debate que tenemos planteado con el colega Diego de Charras.
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