Ciberadictos

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En Argentina se cultiva muchísima soja. ¿Somos adictos a la soja? O es pura torpeza. Se trata de un uso inadecuado del suelo? del tiempo presente y futuro? de los vínculos especiales entre hombres de campo y naturaleza que se habían gestado durante un siglo?
Mario Lucas Kiektik
Hoy en un programa de radio me preguntan por enésima vez sobre la adicción a Internet: y por ahora no tengo mucho mas que decir respecto a las últimas entrevistas.

Para empezar la palabra a-dicción prefiero conservarla para sustancias: cocaína, alcohol, nicotina aunque es claro que esa rayita luego de la letra "a" parece mas que sabrosa.

La supuesta adicción está relacionada básicamente con el sexo con las máquinas: varones menores de 30 y mujeres mayores de 30, unos consumiendo pornografía, las otras chateando.

Es verdad que existen casos singularísimos: un joven taiwanés que muere después de 79 horas jugando Counter Strike, un maestro que abandona todo, es decir todo, por "navegar", carreras universitarias reemplazadas por emails... pero no he visto que esto sea generalizable, como tampoco se hundieron todos los buques después del Titanic.

Como esas aves que rondando las carabelas le hacían conjeturar a Colon sobre la proximidad de la tierra, nuestro habla cotidiana va dejándonos sobre la superficie de lo cotidiano señales. Hablamos de estar conectado o "enganchado". Que es estar enganchado? Como un pescado a un anzuelo?

En realidad los hipotéticos ciberadictos son una expresión sintomática, si se trabajara terapeúticamente su tristeza, dificultades de comunicación en su red social o su trastorno de ansiedad el "USO INADECUADO" de internet o el osito de peluche cambiarían favorablemente.

Porqué? Creo que nuestro despliegue en el mundo real, el mundo de las relaciones personales, del trabajo, del deporte están constreñidos por una serie de factores que van desde el clima a la historia personal: para vivir es necesario estar "cargado" de un "software" cotidiano, que nos permite automatizar operaciones complejísimas de modo que parezcan naturales.

Abrir un picaporte, comprar pan, combinar el subte, realizar un trabajo y cobrar por ello para subsistir no son mocos de pavo. Acá está uno de los patos de la boda, mucho del software en Internet es free, o crackeable, o adquirible en Argentina por 2 dólares.

Es como si en segundos aprendiéramos a manejar una tanque de guerra en un minuto y pudiéramos salir a cualquier avenida a pasear con el, sin producir ningún estrago.

Una última idea: hablar de adicción nos bloquea el entrarle de lleno a la cuestión importante cual es la verdadera transformación descomunal que atraviesa todo el cuerpo social.

Internet es un lugar de abundancia, se rige por otro códigos, no los de la escasez.

La vida en la pantalla amplifica nuestra imaginación y virtualización: eso implica mas creatividad, potencias y realidades. Permite poner afuera anudamientos y atravesar algunos fantasmas.

La historia se repite hace siglos: los niños inventan el futuro jugando, los viejos lo secan con sus ritos, pero unos y otros se necesitan.

Que haya tanta gente en Internet significa que para muchos las mejores condiciones para vivir no están en el mundo de carne y hueso y que la igualdad de oportunidades todavía es posible, al menos digitalmente.

Quizás habría que avanzar más aún sobre Second Life.

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