Carcelización electrónica

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chorro.gif Estos días Luis Beldi está promocionando un libro que le encargó la editorial Ediciones B.

Pero no me confundo: se trata de la televisión usando al libro Los doce apóstoles y no lo contrario, así que durante las entrevistas al autor toda la pantalla se convierte en un bajorrelieve de cabezas cortadas con las que se juega al fútbol, empanadas hechas con carne humana o presos medios vivos descuartizados por carniceros profesionales.

Por supuesto la televisión clausura cualquier sentido que pueda quedar abierto: la violación sistemática de las madres, hermanas o novias que visitan a los presos más jóvenes justifica la guerra intracarcelaria a todo o nada.

Lo dice el "Gitano", uno de los 12 héroes entrevistados por Beldi: "o peleas o sos una putita".

Por si fuera poco Fernando Peña aparecerá en el programa siguiente diciendo que la TV es maravillosa. Es verdad.

Hace unos años daba clases de epistemología y hasta donde me acuerdo el olvidado Michel Foucault decía que la paz era una forma de guerra, sutil, silente, reticular, extendida, pero una forma de guerra al fin.

Viendo y escuchando la promoción del libro pienso que esta ciudad de ficción en la que vivo es la forma más ingeniosa, no de guerra, sino de cárcel, de micro guerra-constante, suprerrenal y feroz.

Concentrada en la cárcel, la sociedad líquida fluye, pero más espesa. La luz televisiva recorre todo y si algo la atasca continua por otros medios: canibalismo, venganza, actos sangrientos o sus amenazas o el llanto crónificado y rítmico en los programas de Tinelli.

La emisión continúa. Es fractal, se puede sorber en cualquier canal: el tiempo de exposición es indiferente.

Las 24 horas, en todos los canales.

Madonna le ha bajado las dosis de TV a sus hijos pero, en Buenos Aires, seguimos piqueteados por el control remoto: el cáncer o el temor a padecerlo en los programas matinales, los cortes de rutas que amenazan con dejarnos hambrientos al mediodía, los malestares digestivos de la naturaleza en los documentales de Discovery Channel a la tarde y la falta de energía, agua, gas o lo que sea en los programas de la noche.

Por eso me encanta la televisión, desde los tres chiflados hasta acá.

Por eso he aprendido tanto de estas promociones de Los doce Apóstoles, de Luis Beldi.

1 comentarios

Te doy toda la razón. La tv solo se fijó en el descuartizamiento y el canibalismo. Poco les interesó ese hombre que se regeneró despu´pes de haber pasado por el horror. Cuando dijo "dios me perdonó" y recitó un salmo de la biblia que hacía alusión a su tormento, Chiche gelblung lo ignoró. Eso no da raiting.

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