Hacia las redes VI

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Entonces vamos entrando en un nuevo modo de entender lo que nos rodea y atraviesa y como dice Duncan Watts, estamos llegando al final del principio. Empezamos hace algunos posteos con el descubrimiento de la circulación y terminamos con su imposibilidad. Empezamos con el cuerpo humano y terminamos con el cuerpo de la ciudad. Empezamos con un médico musulmán del siglo XIII y terminamos con unos físicos en el MIT.
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Siguiendo la metáfora newyokina que Watts propone al final de si libro, pensemos en nuestra Buenos Aires de principios de siglo XXI: 13 millones de personas más millones de gatos, perros y pajaritos consumiendo cantidades enormes de comida, tinelli, agua, electricidad, libros, información, carteles, energías, packagings de todo tipo y eliminando toneladas y toneladas de desperdicios de todo tipo, además de calor, radiación, ondas espaciales, gases tóxicos y conocimientos académicos (je).

Muy poco realmente se produce en la ciudad misma, todo debe ser transportado desde la pampa, desde el atlántico, desde Bolivia o desde la Patagonia.

Hoy día que hacer con tanta basura es una cuestión de política nacional y el riachuelo es, más una sustancia pegagosa e inmunda que un rio contaminado y tóxico.

Pero Buenos Aires es también un hub, un punto de paso, un nodo clave por donde capas y capas de flujos convergen y divergen: dinero, materias, sexo, lealtades, memes, bostezos, poder.
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Qué sucedería si toda esta estructura dejara de funcionar, por un gran apagón eléctrico o informacional o de trasnporte, pregunta Moyano desde su sillón en la CGT?

Quién puede garantizar que esto no suceda, se preguntan los industriales, se pregunta el presidente y sus ministros, quien por dios! se pregunta la embajada?

La propuesta es simple: nadie. O mejor dicho: una trama granular, extensa y elevada de redes que conecta organizaciones, instituciones, sistemas y estructuras de las mas diveras carnes.

Saquemos algunas conclusiones provisorias, para empezar:

No hay un centro que coordine, no hay un corazón que bombee, como hubiera querido Harvey. Nadie se baña dos veces en el mismo fluido informacional.

No hay un experto que pueda explicar todo esto, ni institución, ni ministerio, ni partido político que pueda gobernarlo.

No hay una trascendencia que pueda mantenerse pura, más allá de todo este smog. Hay que arremangarse y empezar a palear desde abajo, desde cada disciplina. Orden y azar, estructura y acción, estrategia y capricho: los contrapuntos de los sistemas en red.

La distancia es engañosa, pero las posiciones en el espacio son importantes. La topología tiene las pistas del laberinto. Es importante estar cerca, pero el asunto es de quien.

Las causas y los efectos se relacionan de modos extraños. Como llegó Adrian Suar a ser el best sellers de los best seller televisivos?

La tregua entre las redes es provisoria: implican un compromiso entre enfoques diferentes.

La historia es poco fiable para interpretar el futuro, pero el tiempo existe.

Los sistemas abiertos, distribuidos y conectados son mas robustos y vulnerables que los cerrados. Las epidemias, las modas, las tendencias culturales y el marketing lo saben.
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No todos los conceptos de redes (umbral de percolación, "libre de escala", pequeño mundo) pueden aplicarse a todas las redes.

La vida en redes, en "acorde" con nuestra época, es una tarea que requiere plantear preguntas donde todavía no hay respuestas.

Como le sucedió al intendente de New York en 1890, descubrimos que la cantidad de (información) agua que bombeamos sobre las ciudades es mayor que la cantidad que podemos enviar a los pozos ciegos. Necesitamos nuevas interfases, nuevas formas de volver a beber agua fresca.

suficiente!

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