Manuel Dorrego III

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P96_20.jpgHay tanta gente que hace cosas extrañas... yo, muy cada tanto, si paso por el cementerio de Recoleta y tengo un rato libre, me doy una vuelta por la tumba de Manuel Dorrego y me quedo un ratito ahí, como si la estuviera cuidando....

Supongo que algún psicólogo recién recibido encontraría algún nudo sin desatar dentro de mi historia, sin embargo creo que lo que escribió Sarmiento sobre el nudo de la historia argentina es mucho mas interesante. Cualquier semejanza con la realidad actual es pura casualidad. No? Para el que le interese, ahí abajo va el copy paste.

"Lavalle, fusilando a Dorrego, como se proponía fusilar a Bustos, López, Facundo y los demás cuadillos, respondía a una exigencia de su época y de su partido.Todavía en 1834, había hombres en Francia que creían que haciendo desaparecer a Luis Felipe, la República francesa volvería a alzarse gloriosa y grande, como en tiempos pasados. Acaso, también, la muerte de Dorrego fue uno de esos hechos fatales, predestinados, que forman el nudo del drama histórico, y que, eliminados, lo dejan incompleto, frío, absurdo. Estábase incubando, hacía tiempo, en la República, la guerra civil: Rivadavia la había visto venir, pálida, frenética, armada de teas y de puñales; Facundo, el caudillo más joven y emprendedor, había paseado sus hordas por las faldas de los Andes y encerrádose, a su pesar, en su guarida; Rosas, en Buenos Aires, tenía ya su trabajo maduro y en estado de ponerlo en exhibición; era una obra de diez años, realizada en derredor del fogón del gaucho, en la pulpería, al lado del cantro. Dorrego estaba de más para todos: para los unitarios, que lo menospreciaban; para los caudillos, a quienes era indiferente; para Rosas, en fin, que ya estaba cansado de aguardar y de surgir a la sombra de los partidos de la ciudad; que quería gobernar pronto, incontinenti; en una palabra, pugnaba por producirse aquel elemento que no era, porque no podía serlo, federal en el sentido estricto de la palabra; aquello que se estaba removiendo y agitando desde Artigas hasta Facundo, tercer elemento social, lleno de vigor y de fuerza, impaciente por manifestarse en toda su desnudez, por medirse con las ciudades y la civilización europea. Si quitáis de la Historia la muerte de Dorrego, ¿Facundo habría perdido la fuerza de expansión que sentía rebullirse en su alma, Rosas habría interrumpido la obra de personificación de la campaña, en que estaba atareado, sin descanso ni tregua, desde mucho antes de manifestarse en 1820, ni todo el movimiento iniciado por Artigas e incorporado ya en la circulación de la sangre de la República? ¡No! Lo que Lavalle hizo, fue dar con la espada, un corte al nudo gordiano en que había venido a enredarse toda la sociabilidad argentina; dando una sangría, quiso evitar el cáncer lento, la estagnación; poniendo fuego a la mecha, hizo que reventase la mina por la mano de unitarios y federales, preparada de mucho tiempo atrás.

Desde este momento, nada quedaba que hacer para los tímidos..."

Así están las cosas, pensaba, mientras me caía la ficha de que uno de los primeros detenidos-fusilados de la Argentina todavía sigue ninguneado, al tiempo que la estatua de su asesino todavía se levanta frente al edificio de Tribunales de la Argentina.


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